Volamos hacia una enorme y voluptuosa nube,
Ahí donde nuestros gritos se dispersan
Y se convierten en una fina y melodiosa lluvia
Que riega los valles y las montañas.
Nuestros sollozos sin fronteras,
Solo compartidos por el puñal del dolor,
Se ahogan en medio de las llamas de la locura,
Mientras que nuestros corazones se extinguen.
Autora: Lydia Rodríguez
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