"De repente, la furia del dolor escondida en lo más profundo de su ser, estalló sin tregua. Los gritos se sucedieron, cada vez más fuertes, hasta que por fin , las lágrimas fluyeron como un torrente. A la altura de un mirador, fue necesario parar e intentar enfrentarse a los nuevos sentimientos surgidos poco a poco. Un huracán de rabia e impotencia se habían apoderado de ella. Se suma sin piedad a la tristeza y a la amarga soledad".
LRS

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